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lunes, 17 de octubre de 2011

Religiones de Eberron: Thir, la religión de los Dragones

Thir significa “Tres” en lengua dracónica, refiriéndose tanto a los tres Progenitores como a los tres rangos de divinidades que los dragones consideran que gobiernan la realidad. La fe dracónica conoce tres fuerzas divinas: los Progenitores, los Dioses Dragón y los Soberanos. Los nombres de los Progenitores son bien conocidos en casi toda cultura de Eberron. Siberys, el Dragón Superior, fuente de toda magia y padre de los dragones; Khyber, el Dragón Inferior, madre de los demonios y corruptora de dragones y Eberron, el propio mundo, madre de todo lo que es natural. Los dragones creen que los Progenitores dieron lugar a la creación.

Los dragones respetan a los Progenitores como fuente de toda realidad, pero pocos los adoran directamente. Siberys está muerto y Eberron y Khyber son fuerzas elementales demasiado enormes como para escuchar las plegarias de un único dragón. Un dragón que reverencie a Eberron se convertirá en druida mientras que quienes veneren a Khyber lo harán en secreto, lejos de la afilada mirada de los Ojos de Chronepsis que sirven como guardianes de la ley de la raza dracónica.

La mayor parte de dragones dirgen sus plegarias a las deidades menos remotas que forman el panteón dracónico: Io, Aasterinian, Astilabor, Bahamut, Chronepsis, Falazure, Garyx, Hlal, Lendys, Tamara, y Tiamat. Cada una de estas deidades está representada por una constelación en el cielo estrellado de Eberron excepto Tiamat (que está mágicamente encarcelada bajo Argonessen ya que es uno de los Grandes Señores demoníacos de Khyber) y se cree que los Dioses Dragones vigilan el mundo desde un reino que se encuentra más allá de los trece planos del cosmos; un lugar que no puede ser alcanzado por ninguna magia mortal. De acuerdo al Thir, los Dioses Dragones influyen en los asuntos de los dragones pero no tienen tiempo para las criaturas inferiores. Los humanos, enanos y elfos ofenderían a los Dioses Dragón con sus plegarias.

Vigilar a las criaturas inferiores es la tarea de los Soberanos, que son idénticos a las quince deidades reverenciadas como la Hueste Soberana y los Seis Oscuros por los humanoides de Khorvaire. Los clérigos dragón proclaman que los dragones que encarnan conceptos primordiales durante su vida ascienden para convertirse en Soberanos al morir. En vez de caer en Dolurr, el espíritu del dragón asciende, tomando el lugar de uno de los Soberanos existentes. El anterior Soberano continua su ascensión, abandonando los trece planos y encontrando su recompensa final en el reino de los Dioses Dragón. La doctrina habitual del Thir dice que sólo pueden haber quince espíritus Soberanos a la vez pero algunos dragones han criticado esta teoría y han buscado sus propias formas para ascender a la divinidad.

Es fácil unir la leyenda de los dragones ascendidos con los mitos sobre la Hueste Soberana y los Seis Oscuros. La diferencia crítica es que los dragones no los separan en dos grupos. Dulazurak (llamado la Burla por los humanos) es el arquetipo del guerrero deshonorable, pero para los dragones sigue siendo un arquetipo Soberano y un camino válido hacia la inmortalidad. Las fuerzas que la gente de Khorvaire separa como los Nuevo y los Seis son una única hueste divina a los ojos de los dragones; buenos o malos, son los Soberanos que vigilan a las criaturas inferiores.

La doctrina central del Thir es sencilla. Los Progenitores crearon el mundo y la Profecía dracónica es la manifestación de su voluntad y su plan para la Creación que cambia y muta porque Khyber y Eberron desean cosas diferentes. En algún momento, la Profecía dracónica seguirá su curso y esta creación acabará. Se elegirá un nuevo grupo de Progenitores entre los Dioses Dragón y los que más lo merezcan entre los Soberanos ascenderán para convertirse en los Dioses Dragón de la próxima creación. Aparecerá una nueva Profecía y el círculo de la Creación empezará una vez más.

Hay que tener en cuenta que la fe de los dragones es únicamente eso. No es absoluta y ninguna prueba objetiva apoya sus creencias más que a cualquier otra religión de Eberron. Tal vez los dragones puedan ascender tras la muerte; tal vez es sencillamente un mito.

Muchos humanos (entre los pocos que conocen la religión dracónica) consideran las creencias de los dragones increíblemente arrogantes y no les falta razón. -----------------


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